Llamado a contribuciones: Dossier “Escribir sobre el antiguo Israel hoy: historia, arqueología y Biblia”
Desde la antigüedad se escribe sobre el antiguo Israel, comenzando por la misma Biblia. Los historiadores antiguos y medievales recurrían a la autoridad de las Sagradas Escrituras, ya sea para engrandecer el pasado judío ante griegos y romanos, o bien para explicar el devenir humano antes y después de la Encarnación. Desde el Renacimiento en adelante, pero en especial a partir de la Ilustración, el desarrollo del método histórico- crítico implicó una nueva manera de pensar el antiguo Israel, sometiendo el contenido de los textos a un riguroso análisis exegético. De lo anterior resultaron las primeras historias “modernas” de Israel, las cuales terminaron de poner en relieve la dimensión contextual y, por tanto, humana en la redacción de la Biblia.
Hacia mediados del siglo XIX esta aproximación crítica se vio complementada e intensificada tanto por el desciframiento de los sistemas de escritura jeroglífico y cuneiforme como por el avance de las campañas arqueológicas en Egipto y el Próximo Oriente. Tal empresa dio lugar décadas después el nacimiento de la Arqueología Bíblica que, si bien desde entonces ha desempeñado el rol de disciplina auxiliar para los Estudios Bíblicos, también ha sido empleada como reacción ante el peso de los enfoques críticos, planteando que gracias a las evidencias arqueológicas podía demostrarse que “la Biblia tenía razón” (Keller, 1956). Al respecto, conviene remarcar que estos debates tuvieron lugar en un contexto fuertemente atravesado por los conflictos de la primera mitad del siglo pasado: la colonización de Medio Oriente, el auge del antisemitismo, el Holocausto y los inicios del conflicto israelí-palestino.
Sobre la arqueología, a partir de la década de los sesenta atravesó tanto una renovación teórica como metodológica, lo que implicó una nueva manera de analizar la evidencia, enmarcada ahora en procesos sociales sistémico-evolutivos de larga duración donde el antiguo Israel formaba parte de una extensa serie de ciclos de asentamiento y movilidad (e.g. Finkelstein & Na’aman, 1994). Esta lectura, parcialmente descentrada ya del relato bíblico, favoreció que hacia fines del siglo pasado se pusiera en seria duda la posibilidad misma de escribir una historia del antiguo Israel (e.g. Grabbe, 1997), pues el Israel histórico, es decir, la entidad sociopolítica que podía reconstruirse a partir de la evidencia
arqueológica y epigráfica, parecía no corresponder e incluso contradecir al Israel bíblico, es decir, la historia del Pueblo Elegido tal como se la narraba en los textos.
Desde entonces, esta crítica “minimalista” ha despertado toda una serie de reacciones: por un lado, respuestas “maximalistas” que reafirman la historicidad del Israel bíblico (e.g. Provan et al., 2003), por otro lado, posicionamientos centristas que tratan de ubicarse a mitad de camino entre ambos extremos (e.g. Finkesltein & Silberman, 2001) y, por último, diversas alternativas que intentan explicar la posible vinculación entre lo “histórico” y lo “inventado” (e.g. Liverani, 2003). Huelga decir que estos debates se enmarcan a su vez en una profunda crisis intelectual resultado del impacto de la posmodernidad y que se manifiesta, entre otros aspectos, en el giro cultural y la crítica poscolonial –por simplificar en exceso el panorama que desde fines del siglo pasado caracteriza a las ciencias sociales y humanísticas–.
Esta multiplicidad de aproximaciones, sin embargo, ha favorecido propuestas más atentas a la historia social del antiguo Israel (Kessler, 2008), incorporando la mirada de género y los estudios subalternos (Perdue et al., 2015). No obstante, dicha diversidad parece condecir mal con una coyuntura sociopolítica actual donde en cambio ganan cada vez más lugar los discursos fundamentalistas que, por un lado, legitiman y auspician un estado permanente de guerra, de limpieza étnica e, incluso, de genocidio y, por el otro, se presentan indiferentes a la inédita concentración económica y la consecuente desigualdad social, todo esto en un contexto donde crece la sensación de que el ser humano, ante el frenético avance de las nuevas tecnologías –en especial de la Inteligencia Artificial– está llegando al umbral de su existencia, o al menos de su existencia tal cual como la conocíamos.
La crisis de nuestro tiempo pone en entredicho entonces nuestras nociones más profundas, obligándonos a preguntarnos, una vez más, para qué seguir investigando y escribiendo historia y, en particular, sobre el antiguo Israel: ¿acaso es necesario dejar toda esta problemática detrás, sin tomar en cuenta los conocimientos generados a lo largo de los últimos siglos? ¿O bien debemos volver a inquirir, con mayor insistencia aún, la naturaleza de aquella entidad sobre la cual nuestra cultura ha proyectado –y sigue proyectando– sus preocupaciones, afectando la manera en la que entendemos el mundo en el que vivimos?
En definitiva, invitamos a todos/as quienes se sientan interpelados/as por dichas preguntas a contribuir en este dossier dedicado a repensar el antiguo Israel desde una mirada que pondere tanto los estudios históricos como los arqueológicos y bíblicos. En este sentido, esperamos artículos que consideren uno o más de los siguientes ejes:
-análisis crítico de las formas de investigar sobre el antiguo Israel:- desde la historia,
- desde la arqueología,
- y/o desde los Estudios Bíblicos;
- aplicación de nuevos enfoques,
- reevaluación de estudios previos a partir de miradas renovadas,
- planteos sobre formas de articular distintas disciplinas;
-estudios específicos sobre temas y problemas relativos al antiguo Israel:
- formas de asentamiento y de movilidad,
- dinámicas económicas y sociales,
- configuraciones culturales,
- expresiones artísticas y simbólicas,
- prácticas y creencias religiosas;
- temas y problemas del antiguo Egipto y Próximo Oriente,
- temas y problemas de otras sociedades antiguas,
- temas y problemas de sociedades asiáticas y/o africanas
Por último, además de artículos, invitamos a quienes quieran presentar reseñas críticas de libros vinculados con el tema central del dossier o relativos a Asia y África antigua. Comentamos que en nuestro catálogo disponemos de varios títulos recientes que nos gustaría puedan ser incluidos, razón por la cual pueden consultarnos en caso de dudas y de propuestas.
Fecha límite: 31 de mayo de 2026.
Se aceptan contribuciones en español, inglés, francés, italiano y portugués. Extensión máxima de los artículos: se recomienda no exceder las 25 páginas. Las normas editoriales se pueden consultar en el archivo adjunto.
Enviar contribuciones a: pablojaruf@gmail.com magneresm@yahoo.com.ar claroscuro.cedcu@gmail.com
Pablo Jaruf y Magdalena Magneres
Instituto de Historia Antigua Oriental – Universidad de Buenos Aires Instituto de Estudios Histórico-Sociales – Universidad del Centro de la Provincia de Buenos Aires PROEHAA, Área Historia del Mediterráneo Antiguo – Universidad Nacional de Luján









Centro de Estudios sobre Diversidad Cultural